30/11/10

EL DIBUJANTE PERFECTO 09: COMIC HISTORICO

Nos encontramos ya en el 9º capítulo de El Dibujante Perfecto; poco a poco la cosa va llegando a su apoteósico final. Hoy le toca el turno, ni más ni menos, que al género histórico; donde tienen cabida cómics de muy distintos estilos, pero más o menos anclados en temas históricos, sea en la época medieval, en la Segunda Guerra Mundial o en cualquier otra época de la historia de la humanidad. Vamos a ver qué nos depara este género:

5º - VITTORIO GIARDINO




4º - HERMANN HUPPEN





3º - ANTONIO HERNANDEZ PALACIOS




2º - JOSE LUIS SALINAS




1º - EL DIBUJANTE PERFECTO PARA COMICS HISTORICOS: HAROLD FOSTER






¿Alguien dudaba de que el vencedor en este capítulo iba a ser Harold Foster?... bueno, lo cierto es que artistas como Salinas o Hernández Palacios no lo desmerecen, pero la influencia de Foster y de su Príncipe Valiente es enorme. En el próximo capítulo de El Dibujante Perfecto, el género romántico... ya me estoy poniendo tierno.

25/11/10

LAS TRES GRANDES ERAS DE LA HISTORIA DEL COMIC-BOOK 03: THE BRONZE AGE

La Edad de Bronce de la historia del comic-book, es el periodo comprendido aproximadamente entre principios de los años 70 y 1987. Si la Edad de Oro representó los orígenes del formato y la primera gran era de grandeza; y la Edad de Plata su resurgimiento a mediados de los 50 y la época de mayor creatividad (tanto a nivel artístico como en planteamientos) de toda la historia, la Edad de Bronce viene a representar una curiosa mezcla entre continuidad y evolución de todo lo anterior.

Muchos de los grandes artistas que habían forjado la Silver Age, siguieron en el candelero durante toda la Bronze Age, pero a ellos se les unieron nuevas generaciones de escritores y artistas que tenían algo muy especial, algo de lo que carecían sus predecesores; ellos habían crecido leyendo esos cómics, muchos eran fans que habían logrado hacer realidad sus sueños y se habían convertido en profesionales que escribían y dibujaban a todos esos personajes que tanto amaban y que tanto les habían influido durante su infancia y adolescencia. Y ese amor, indudablemente, se palpó en sus obras. La gran diferencia entre los artistas de la dos eras anteriores y los de la Bronze Age, es que los primeros eran grandes profesionales que crearon (o ayudaron a crear) el medio o bien trabajaron en él como puros profesionales, sin ser siempre conscientes de hasta donde llegaría la trascendencia de sus obras, mientras que los segundos crecieron admirando a sus predecesores y disfrutando de su obra, con lo que se convirtieron en la primera gran generación de fans convertidos en autores de cómic.


Para no variar y al igual que sucede con las dos eras anteriores, existen discrepancias sobre cual es el momento exacto en que da inicio la Bronze Age, siendo algunas de las teorías más comunes, las que dicen que el momento preciso fue la aparición del nº 1 de Conan the Barbarian (Marvel Comics, 1970), por Roy Thomas y Barry Windsor-Smith; el primer gran cómic que adaptaba al medio a un personaje popular de las novelas pulp que tanto triunfaron en los USA durante la primera mitad del Siglo XX. O la aparición del Green Lantern & Green Arrow nº 76 (DC Comics, 1970), por Denny O'Neil y Neal Adams, con el que dio inicio una celebrada etapa que involucró por primera vez al comic-book en problemáticas sociales tan presentes en la sociedad americana de principios de los 70 como las drogas, la corrupción o el racismo. O la publicación de los Amazing Spiderman nº 121 y 122 (Marvel Comics, 1973), por Gerry Conway y Gil Kane, con la trágica muerte de Gwen Stacy a manos del Duende Verde. Incluso hay quién cita como punto de inflexión entre Silver y Bronze Age, la marcha de Jack Kirby de Marvel (también en 1970), con la cual se ponía punto final a la mayor era creativa que se ha visto jamás a lo largo de toda la historia del cómic.

Aunque hay otra opción que quizás en ciertos aspectos es la más lógica e influyente; me refiero a la aparición en los quioscos de los Amazing Spiderman nº 96 a 98 (Marvel Comics, 1971), por Stan Lee y Gil Kane; donde por primera vez desde la instauración del Comics Code a mediados de la década de los 50, una gran compañía decidía prescindir de poner el sellito de dicho código de censura en sus portadas para poder publicar la historia que habían planteado y que de haber pasado por el Code, les hubiera sido automáticamente prohibida su publicación, ya que tocaba de lleno el tema de las drogas. Lo cierto es que lo tocaba de forma constructiva, quedando bien claro que las drogas eran algo totalmente negativo y dañino para la salud, pero es que el Comics Code tenía unas normas tan estrictas y absurdas que prohibían cualquier mención de las drogas, ni que fuera para decir lo malas que eran, igual que prohibía palabras como terror, horror o raro en las portadas de los cómics... pues bien, dichos cómics se publicaron saltándose el Comics Code y además tuvieron una gran aceptación y el beneplácito de muchas instituciones que alabaron su mensaje y provocaron que (por fin) se revisara el Comics Code y, al menos, se suavizaran algunas normas y censuras (poco tiempo después de la publicación de esos tres cómics de Spiderman, en Green Lantern & Green Arrow también se tocó de lleno el tema de las drogas).


Tal revisión provocó que tras muchos años, el mercado del comic-book volviera a verse inundado por títulos de terror y de suspense, aunque no tan violentos y explícitos como los legendarios cómics de la EC de principios de los 50 (esto quedaba para los comic-magazines en blanco y negro de Warren Publishing, pero eso es otra historia); con lo que en los quioscos comenzaron a proliferar títulos de horror, especialmente por parte de tres compañías, DC, Marvel y Charlton. Tal vez DC Comics fue la que aportó los mejores comic-books de terror, con títulos como House of Mystery y House of Secrets, compuestos por historias cortas dibujadas por artistas de la talla de Neal Adams, Bernie Wrightson, Alex Toth o Joe Orlando, entre otros; aparte de la aparición en 1972 del título Swamp Thing (por Len Wein y Bernie Wrightson). Marvel, por su parte y a pesar de que también contó con algunos títulos de relatos cortos de terror (como Chamber of Chills o Tower of Shadows), donde se publicaron historias dibujadas por artistas del nivel del propio Neal Adams o John Buscema, decidió ir por otros derroteros e integrar el horror dentro de su universo particular, creando a varios personajes a caballo entre el género de terror y el super-heróico; así vieron la luz un montón de personajes tales como Ghost Rider, Man-Thing, Morbius the Living Vampire, Blade o Hellstorm Son of Satan; puros hijos de los 70.

Aparte de todos estos personajes con claras influencias del género de terror, pero integrados dentro del universo Marvel (con lo que cualquier día se podían cruzar con Spiderman o con cualquier otro personaje de la casa), la compañía también apostó por los comic-magazines en blanco y negro (al estilo Warren), creando títulos tan recordados como Monsters Unleashed!, Vampire Tales, Dracula Lives! o Tales of the Zombie (pero como hemos dicho antes, lo de los magazines es otra historia). Pero si hay un cómic de terror de Marvel al que hay que prestar atención especial, ese es, sin ninguna duda The Tomb of Dracula (1972), título que llegó a durar 70 números y que fue realizado en su práctica totalidad por Marv Wolfman y Gene Colan. The Tomb of Dracula mostró al vampiro más famoso de la historia de forma un tanto ambigua, como nunca había sido tratado antes y gracias, especialmente, al arte de Gene Colan, significó un antes y un después en la historia de los cómics de terror.


Los años 70 se caracterizaron por la expansión en todos los sentidos; así, paralelamente a la publicación de todos estos títulos de terror, comenzaron a proliferar cómics inspirados en la Blaxploitation y en las películas de artes marciales que tanto triunfaron en los años 70; y de nuevo, Marvel fue predecesora en todo ello, publicando el primer título con un personaje afroamericano como protagonista, Luke Cage Hero for Hire (creado por Archie Goodwin y John Romita Sr. en 1972) y posteriormente creando a Shang-Chi Master of Kung-Fu (1973, por Steve Englehart y Jim Starlin).

Aparte de esta expansión mencionada antes, en forma de apertura y evolución hacia personajes de otras razas y culturas y hacia comics de otras temáticas más de moda en los 70; y de la enorme influencia que tuvieron en todo ello Spiderman y Green Lantern & Green Arrow, habria que destacar también un puñado de obras que marcaron profundamente la Bronze Age y el futuro del comic-book. Comenzando por el Batman de Denny O'Neil y Neal Adams, que tras varios años de intentos frustrados de actualizar al personaje y devolverlo a sus raices oscuras y "serias" (la serie de TV de Batman de los años 60 causó estragos), consiguió devolver al hombre murciélago a la grandeza y nos brindó la que aun a día de hoy es considerada por muchos como la versión definitiva del personaje.


El Conan the Barbarian del guionista Roy Thomas, con dibujos de Barry Windsor-Smith primero y de John Buscema después; que consiguió llevar a este "viejo" personaje de las novelas pulp al auténtico estrellato en el mundo del cómic. Tras Conan the Barbarian, llegó el magazine en blanco y negro The Savage Sword of Conan (con auténticas obras maestras del género ilustradas por John Buscema) y un montón de títulos más, basados en personajes del creador de Conan, Robert E Howard. Bajo la tremenda influencia de Conan el Bárbaro, la fantasía heroica impregnó el mundo del cómic durante toda la Bronze Age.

La odisea del Cuarto Mundo de Jack Kirby, que tras salir indignado de Marvel, firmó por DC con carta blanca para realizar lo que él quisiera; y eso no fue otra cosa que dar rienda suelta a su enorme capacidad creativa, en forma de una historia tan grande, cósmica y con ramificaciones en cuatro títulos diferentes (New Gods, The Forever People, Mister Miracle y Superman's Pal Jimmy Olsen), que los aficionados de la época no consiguieron entender, con lo que no tuvo el éxito esperado. En aquella época, los aficionados aun no estaban acostumbrados a los grandes crossovers y a historias tan vastas que requerían la lectura de varios títulos diferentes. Con el tiempo, se ha convertido en una visionaria obra de culto.


Los Uncanny X-Men del guionista Chris Claremont, que con la participación de varios artistas como Dave Cockrum, Paul Michael Smith o John Romita Jr., llevó a los personajes más marginales de Marvel a ser las auténticas estrellas de la casa ya entrados los años 80. Aunque dentro de la longeva etapa de Chris Claremont al frente de los X-Men, hay que destacar de forma especial toda la época en la cual el dibujante (y co-argumentista) fue el gran John Byrne (1977-1981), que resultó en una de las mayores obras maestras de la historia del comic-book.

Los New Teen Titans de Marv Wolfman y George Pérez, título creado en 1980 y que también ejerció una fuerte influencia en el mundillo, con grandes dosis de aventura y espectacularidad, pero también con gran cantidad de historias y dramas personales de los protagonistas (cual serie de TV de corte costumbrista), en forma de tramas y sub-tramas que convirtieron a los protagonistas en personajes realmente humanos y cercanos al lector.


Y por último; ya hacia el final de la Bronze Age, hay que destacar el Swamp Thing del guionista Alan Moore (1984-1987), auténtica obra maestra del género, que actualizó al personaje creado una década antes por Len Wein y Bernie Wrightson y que entre otras cosas, puso la primera piedra de lo que vendría a ser el final de la Edad de Bronce y el comienzo de la llamada Modern Age.

Durante el transcurso de la Edad de Bronce, la industria del comic-book fue evolucionando y muchos de los artistas que componían esta nueva generación de "fans llegados al medio" que comentamos antes, se convirtieron en estrellas absolutas del mundo del cómic; muchos de ellos dando el paso a artistas completos (guionista y dibujante), algo poco común en el mundo del comic-book hasta aquel momento. Así, autores como John Byrne (en Fantastic Four), Frank Miller (con su Daredevil), Walter Simonson (en The Mighty Thor) o Jim Starlin (con su Captain Marvel) revolucionaron el comic-book con obras "de autor" dentro del mercado mainstream. También hubo otros grandes artistas que marcaron profundamente la Bronze Age sólo en calidad de dibujantes; no hay que olvidar casos tan influyentes como los de John Buscema, George Pérez, Bernie Wrightson o Barry Windsor-Smith, entre otros.


Aunque la mayor parte de la historia de la Bronze Age fue marcada por las dos grandes (Marvel y DC), no hay que olvidar a las demás compañías. En ese sentido, la Edad de Bronce sinificó un importante punto de inflexión, ya que las compañías clásicas que habían dominado en mayor o menor medida durante la Silver Age (Dell, Archie, Charlton, Gold Key) fueron languideciendo progresivamente, a pesar de algunos momentos brillantes a principios de los 70; mientras que entre finales de los 70 y principios de los 80 aparecieron nuevas propuestas editoriales más acordes con los nuevos tiempos; menos dedicadas al cómic de género y más centradas en el cómic de autor.

Compañías como Eclipse Comics, Capital Comics, First Comics, Pacific Comics o Comico, apostaron por satisfacer a los artistas, dándoles mayor poder creativo y la propiedad de sus personajes; así irrumpieron en el mercado una gran variedad de obras "independientes" como Captain Victory and the Galactic Rangers (Jack Kirby, 1981), Nexus (Mike Baron y Steve Rude, 1981), American Flagg! (Howard Chaykin, 1983), Grendel (Matt Wagner, 1983) o Zot! (Scott McCloud, 1984), entre muchas otras, e incluso Marvel creó un sello editorial paralelo (Epic Comics), donde las creaciones pertenecían a sus autores y no a la compañía. En Epic, los lectores pudieron disfrutar de uno de los títulos "independientes" más importantes de la historia, Dreadstar (Jim Starlin, 1982).


Dejando aparte las evoluciones del cómic mainstream, hay que señalar también que el cómic underground no dejó de crecer en popularidad durante los años 70, infuyendo incluso a otros tipos de cómics y a otras formas de cultura y contracultura. Uno de los momentos más importantes de toda la historia del cómic underground fue la aparición en 1976 de American Splendor, título autopublicado por el guionista y creador de la obra, Harvey Pekar y que contó con los dibujos de muchos de los mayores artistas underground del momento; siendo especialmente celebradas las historietas que ilustró Robert Crumb.


Pero a mediados de la década de los 70 sucedió algo diferente; comenzaron a aparecer jóvenes autores de cómic con inquietudes distintas, ajenos a las grandes compañías y al cómic mainstream, pero también algo alejados del cómic más underground, que era extremadamente contracultural y en ocasiones extremadamente provocativo y explícito. Y un buen día de 1977 sucedió lo inevitable, alguien se arriesgó y comenzó a autoeditar su propio cómic, creando lo que terminó siendo conocido como cómic alternativo (también llamado independiente o indie). Ese alguien fue Dave Sim y el cómic pionero Cerebus the Aardvark. En 1982 llegarían los Hernández Bros. (Jaime y Gilbert, con colaboraciones puntuales de su también hermano Mario) y su legendario Love & Rockets, que daría otra vuelta de tuerca más al mundo del comic-book alternativo.


Y con todo esto nos acercamos ya a los momentos finales de la Edad de Bronce, aunque antes de terminar, sería importante señalar también que durante la Bronze Age apareció un nuevo formato destinado a hacer historia; me refiero, por supuesto, a la novela gráfica. Hay quién nombra como la primera novela gráfica de la historia, al Blackmark de Archie Goodwin y Gil Kane (1971), auténtica precursora del término; también hay quien nombra a Bloodstar (1976, Richard Corben) y a Sabre (1978, Don McGregor y Paul Gulacy), pero la opinión más extendida es la que califica a Contract with God (1978, Will Eisner) como la auténtica primera novela gráfica de la historia a todos los efectos; no en vano fue la obra que definió mejor el término y que apostó por contenidos ciertamente diferentes a los habituales del comic-book (las otras tres obras mencionadas no dejaban de abordar la aventura pura y dura y la fantasía heroica).


Ya en mitad de la década de los 80, Frank Miller y Alan Moore hicieron historia con dos obras que cambiarían el cómic para siempre; el primero fue el responsable de Batman: The Dark Knight Returns (1986), visión futurista y apocalíptica de Batman que acabó siendo considerada unánimamente como una de las grandes obras maestras de la historia del medio. Mientras que Alan Moore, con Dave Gibbons al dibujo, nos brindó Watchmen (1986-1987); visión tremendamente real y a la vez cruda y oscura de los super-héroes (y uno de los cómics más influyentes de todos los tiempos), que cambió muchas cosas en el mundo del cómic de finales de los 80 y princios de los 90, provocando la proliferación de títulos de super-héroes mucho más oscuros y violentos. Tras The Dark Knight Returns y Watchmen, el cómic no volvería a ser el mismo; la última gran era de la historia del comic-book, la Edad de Bronce, se daba por concluida y comenzaba la llamada Era Moderna del comic-book.

15/11/10

LAS TRES GRANDES ERAS DE LA HISTORIA DEL COMIC-BOOK 02: THE SILVER AGE

La Edad de Plata de la historia del comic-book, es el periodo comprendido aproximadamente entre 1956 y principios de la década de los 70 y que representó el resurgimiento del comic-book en general y del género super-heróico en particular, además de ser una época en la cual tanto el nivel de los guiones como el nivel artístico en el medio evolucionaron a pasos agigantados. Al igual que pasa con la Golden Age, existen puntos de vista diferentes sobre cual es el momento exacto en que da inicio la Edad de Plata, ya que algunos expertos consideran que fue el debut de Martian Manhunter en las páginas del nº 255 de Detective Comics (1955); básicamente por ser el primer super-héroe nuevo en aparecer tras varios años de ostracismo en el género, especialmente desde la caída en picado de los cómics de super-hérores a finales de los 40 y de la masacre provocada por el Dr. Frederic Wertham en el mundo del comic-book en general en 1954.


Aunque la opinión más extendida y generalizada, es la de que la Silver Age dio comienzo oficialmente con la publicación del nº 4 del título de DC Comics (aun National en aquella época) Showcase, donde era presentada una nueva versión del personaje The Flash, rediseñado para la nueva era por los guionistas Bob Kanigher y John Broome y por el dibujante Carmine Infantino (sin olvidar la importancia en esta revitalización, del editor Julius Schwartz); causando un gran impacto entre el público, que comenzó a demandar la vuelta a los cómics de más super-héroes clásicos de la Golden Age.

A partir de ese momento, comenzó una época llena de creatividad que brindó a los aficionados otros retornos ilustres de grandes personajes de la Golden Age, también rediseñados debidamente para la ocasión, destacando especialmente el de Green Lantern (por John Broome y Gil Kane), el de The Atom (por Gardner Fox y Gil Kane) y el de Hawkman (por Gardner Fox y Joe Kubert). Aunque en medio de todos estos retornos a la grandeza de personajes clásicos de la Golden Age, Jack Kirby brindó al medio su primera gran obra creativamente hablando (también para National), los Challengers of the Unknown, grupo de aventureros que también debutó en las páginas de Showcase y que en ciertos aspectos, fue un claro precedente a los 4 Fantásticos, una de las obras maestras más reconocidas y aclamadas de toda la fructífera carrera de Jack Kirby.


Igual que pasó en la Golden Age, el gran éxito de todos estos super-héroes de National, provocó que alguien tuviera la genial idea de unirlos a todos en un grupo, así, igual que en los años 40 apareció la Justice Society of America; en el nº 28 de The Brave and the Bold (principios de 1960), hizo su debut la Justice League of America (Gardner Fox y Mike Sekowsky), que inicialmente contó en sus filas con Flash, Green Lantern, Martian Mahunter, Aquaman y los tres pesos pesados de la editorial, los únicos super-hérores que no llegaron a ver canceladas sus colecciones ni en los peores años del azote del Dr. Wertham; Superman, Batman y Wonder Woman.

Pero lo más grande de la Silver Age aún estaba por llegar y el detonante de todo ello fué precisamente el éxito de la Justice League of America, que llegó a los oidos de Martin Goodman, editor de Marvel Comics (antigua Timely Comics), provocando que le encargara a Stan Lee la creación de un grupo de super-hérores para su editorial. En aquella época, Marvel (que durante los años 50 y hasta 1961 fue conocida como Atlas Comics) vivia del cómic de género (western, romance, suspense...), con algunos momentos de gloria en forma de historietas de corte fantástico repletas de monstruos gargantuescos, amenazas alienígenas y robots gigantes, influidos por el auge de la ciencia-ficción en el cine de la época; destacando especialmente las historias dibujadas por Jack Kirby y Steve Ditko.


Precisamente Jack Kirby y Steve Ditko, junto a Stan Lee, fueron los máximos responsables del boom de la era Marvel de los cómics. Lee y Kirby fueron los creadores del supergrupo encargado por Martin Goodman al propio Stan Lee que mencionamos antes, The Fantastic Four (1961) y de muchos otros personajes que llegaron después, como The Incredible Hulk (1962), The Mighty Thor (1962), Iron Man (1963) o The X-Men (1963) y el propio Lee, junto a Steve Ditko, creó también a Spiderman (1962) y a Doctor Strange (1963). El secreto del increíble éxito y de la tremenda influencia de todos estos personajes, fue su carácter más humano y realista, en contraposición a los héroes perfectos e infalibles de National; los héroes de Marvel tenían sus dudas, sentían miedo y en ocasiones incluso se equivocaban, lo que los hacía mucho más humanos y cercanos al lector, por no decir reales. En 1963, Marvel, al igual que había hecho National con la Justice Society y la Justice League of America, decidía probar suerte con un grupo formado por sus principales héroes; así nacían The Avengers (también creados por Lee y Kirby), cuya formación original estaba compuesta por Thor, Iron Man, Hulk, Ant-Man & The Wasp. Además, en su nº 4, Stan Lee decidía traer de vuelta al Capitán América, el mítico héroe de la Golden Age, actualizándolo e integrándolo plenamente en la continuidad de la época.


Tras un periodo inicial donde el grueso de la calidad artística de Marvel corrió a cargo de Jack Kirby y Steve Ditko, junto a aportaciones de un puñado de artistas de corte más mediocre (aunque sin olvidar la breve pero maravillosa etapa de Wally Wood en Daredevil), durante la segunda mitad de la década, llegaron a Marvel artistas del talento y la trascendencia de John Romita Sr., John Buscema, Gene Colan, Neal Adams, Jim Steranko y Barry Windsor-Smith, entre otros (aparte del guionista Roy Thomas, que daría grandes momentos de gloria a la compañía) y las cotas de calidad del universo Marvel no hicieron mas que subir, hasta llegar a un nivel de esplendor creativo/artístico pocas veces visto a lo largo de la historia del comic-book.

Dejando aparte a las dos grandes potencias que marcaron la Silver Age (Marvel y DC), hay que reseñar también a un buen número de editoriales "menores" y no tan menores, que tuvieron sus momentos de gloria a lo largo de la Edad de Plata, destacando especialmente Dell Comics y su amplio abanico de adaptaciones al comic-book de series y películas famosas de la época; y es que Dell, consiguió los derechos de publicación de los personajes de compañías tan importantes como Walt Disney, Metro Goldwin Mayer o Warner Brothers, entre otras y publicó un montón de cómics de series (tanto de animación como de imagen real) como Rin Tin Tin, Ben Casey, Tarzán, Felix the Cat, Mission: Impossible, The Twilight Zone o Roy Rogers, entre muchas otras, aparte de comics de todos los principales personajes de Disney. En Dell no trabajaron tantos artistas de renombre como en Marvel o en DC, pero no hay que olvidar aportaciones a la compañía de algunos grandes del medio como Russ Manning, Jesse Marsh o Fred Harman, las inolvidables historias de Walt Disney's Zorro que llevó a cabo Alex Toth o algunas adaptaciones de grandes films de la época que ilustró un joven John Buscema.


Además de Dell, también tuvieron su importancia compañias como Charlton Comics, Harvey Comics, Gold Key Comics o Archie Comics (y sus longevos títulos de teenagers); aunque merecen especial mención dos propuestas como fueron Tower Comics (división de la empresa Tower Books, que en 1965 intentó el éxito en el campo del cómic con el gran Wally Wood en calidad de editor, guionista y dibujante y muy especialmente con el título T.H.U.N.D.E.R. Agents, amalgama de género super-heróico y espionaje, que durante cuatro años brindó historias de gran calidad ilustradas especialmente por Wally Wood, pero también por artistas de la talla de Gil Kane, Al Williamson, Reed Crandall o Steve Ditko; pero que tras muchos problemas con las distribuidoras, tuvo que terminar cerrando) y Kitchen Sink Press (la primera editorial que abogó claramente por el cómic underground y que contó con autores del nivel de Robert Crumb, S. Clay Wilson, Art Spiegelman y Trina Robins).


Y es que a mediados de los 60 se produjo el gran auge del cómic underground, que tímidamente comenzó a emerger a principios de la década y que a finales ya contaba con obras de artistas underground tan trascendentales como los antes citados o Gilbert Shelton, Spain Rodríguez y Richard Corben. El primer gran comic-book underground fue el Zap Comix de Robert Crumb, comenzado a publicar en 1968.


Y llegamos al final de la Silver Age, que para variar, también cuenta con ciertas discrepacias entre los historiadores sobre cual fue el momento exacto que marcó su fin. Quizás los dos criterios más extendidos son los dos siguientes; por un lado el que cuenta que ese momento lo marca la aparición del primer número de Green Lantern guionizado por Denny O'Neil y dibujado por Neal Adams (1970), que inició la celebrada etapa en la cual el título fue reconvertido a Green Lantern & Green Arrow y en cuyas páginas se tocaron multitud de problemas sociales tales como la corrupción, el racismo, las drogas o la contaminación ambiental, demostrando que el comic-book, aparte de brindar grandes dosis de entretenimiento en forma de acción y heroismo, también podía ser un medio crítico con la sociedad, donde se tocaran problemas reales, además de las típicas grandes amenazas ficticias habituales. Con el GL & GA de O'Neil y Adams, el cómic daba otro gran paso en su constante evolución y entraba de lleno en la Bronze Age.


Aunque para otros, ese momento que marcó el fin de la Silver Age del comic-book, es ni más ni menos que la publicación de los Amazing Spiderman nº 121 y 122 (1973, por Gerry Conway y Gil Kane); la trágica historia de la muerte de Gwen Stacy, la primera novia del personaje. No fueron pocos los aficionados que quedaron tremendamente impactados por semejante decisión editorial, que para muchos historiadores del cómic, representa el fin de la inocencia en el comic-book y el auténtico comienzo de la Bronze Age.

10/11/10

LAS TRES GRANDES ERAS DE LA HISTORIA DEL COMIC-BOOK 01: THE GOLDEN AGE

La Edad de Oro de la historia del comic-book, es el periodo comprendido aproximadamente entre 1938 y principios-mediados de la década de los 50. Aunque ni los historiadores del cómic más entendidos se ponen plenamente de acuerdo en las fechas concretas, ya que hay quienes consideran como el auténtico inicio de la Golden Age, la aparición de los primeros comic-books de la historia (1933), que no eran otra cosa que recopilaciones de cómics de prensa en otro formato, encuadernados como si fueran revistas. Funnies on Parade y Famous Funnies fueron los primeros títulos de la historia del comic-book.


También hay quién considera como el auténtico inicio de la Golden Age, el momento en el cual se comenzó a publicar material nuevo (que no fueran reediciones de tiras de prensa ya publicadas previamente en periódicos) en los comic-books, allá por 1935; y muy especialmente con la aparición en los quioscos del comic-book New Fun, el primer título compuesto plenamente por material original.

Aunque la opinión más extendida (y con la cual yo coincido), es que la Golden Age comienza de verdad con la publicación del nº 1 de Action Comics en 1938 por parte de National Allied Publications (posteriormente llamada DC Comics), un título que daría inicio al género super-heróico y que terminaría representando una auténtica revolución en el medio. Este cómic, que incluye la primera aparición de Superman (creado por Jerry Siegel y Joe Shuster), inició una vorágine creativa (y no tan creativa, ya que también hubo mucho plagio) que en poco tiempo terminó inundando el mercado del cómic con héroes fantásticos uniformados con coloridos y espectaculares trajes. Entre todos ellos, hay que destacar especialmente a los primeros grandes super-héroes de Marvel Comics (entonces Timely Comics), Human Torch (creado por Carl Burgos en 1939), Namor the Sub-Mariner (creado por Bill Everett en 1939) y Captain America (creado por Joe Simon y Jack Kirby en 1940), al gran héroe de Fawcett Comics, Captain Marvel (creado por Bill Parker y C.C. Beck en 1940), que tuvo un montón de problemas legales con la competencia por poseer demasiadas similitudes con Superman y a un buen puñado de "compañeros" de editorial de Superman, tales como Green Lantern (creado por Bill Finger y Martin Nodell en 1940), The Flash (creado por Gardner Fox y Harry Lampert en 1940), Hawkman (creado por Gardner Fox y Dennis Neville en 1940), The Atom (creado por Ben Flinton y Bill O'Connor en 1940) o la primera gran super-heroina, Wonder Woman (creada por William Moulton Marston y Harry G. Peter en 1941). Aunque si hubo otro gran personaje, aparte de Superman, que definió la historia del género, fue Batman, también publicado por National y creado en 1939 por Bob Kane y Bill Finger.


Superman y Batman representaron (y siguen representando) las dos caras de la misma moneda; por un lado, el primero es el paradigma del super-héroe en su máximo esplendor, más que humano, invencible, con enormes y fascinantes superpoderes y un halo de icono popular que lo ha llevado a representar la imagen perfecta (con permiso del Capitan América) del gran y perfecto héroe americano. Por otro lado, Batman representa al héroe hecho a sí mismo, sin superpoderes, más humano que cualquier otro héroe que os podáis imaginar, atormentado por el trágico asesinato de sus padres cuando aún era un niño y abanderado de la justicia más oscura, nocturna y vengativa; un personaje totalmente opuesto a la imagen todopoderosa e icónica de Superman.


Por otro lado, un genio llamado Will Eisner creó a The Spirit (1940) en un nuevo formato que no dejaba de ser una especie de comic-book (aunque con un tamaño algo más grande), pero que aparecía publicado como un suplemento dominical dentro de los periódicos; en definitiva, un híbrido entre el comic-book y los cómics de prensa. The Spirit, otro personaje con antifaz y detalles propios del género super-heróico, pero sin superpoder alguno y que no dejaba de ser un simple detective diestro en el uso de los puños, significó un antes y un después artísticamente hablando en la historia del cómic, con diseños, planteamientos de página y soluciones narrativas jamás vistas antes en la historia del 9º Arte.


También es especialmente remarcable la aparición del primer grupo de super-hérores de la historia, en el nº 3 de All Star Comics (1940); la Justice Society of America (creada por el guionista Gardner Fox e ilustrada por multitud de dibujantes de la época, incluidos unos primerizos Jack Kirby y Joe Kubert), compuesta por todos los grandes héroes de la National; Green Lantern, The Flash, Wonder Woman, The Spectre o Doctor Fate, entre otros y que contaba con apariciones puntuales de los dos pesos pesados de la casa, Superman y Batman, que sólo actuaban puntualmente como miembros honoríficos.


Tras el boom de los super-héroes y a medida que la importancia y las ventas de los comic-books iban en aumento, muchos otros géneros fueron echando raices y marcando su propio terreno dentro de la industria; géneros como el western, el romance, el policiaco o el bélico tenían su lugar bajo el sol y el comic-book no paraba de crecer. Fue en 1940 también, cuando Dell Comics puso a la venta el primer número de Walt Disney's Comics & Stories, con historietas de Mickey Mouse, Donald Duck y todos los demás personajes de Walt Disney, dando inicio al género conocido como funny aninals, cómics con personajes antropomórficos basados en animales y orientados claramente a un publico infantil.

Pero todo lo que sube tiene que bajar; y poco a poco, la popularidad de los super-héroes fue menguando en beneficio de otros géneros, hasta que a finales de la década de los 40, comenzaron a desaparecer muchos títulos clave del género, justo cuando estaba comenzando la gran explosión creativa de la editorial EC Comics y sus títulos bélicos, de terror, crimen y ciencia-ficción. Y justo ahí es donde llegamos a lo que se podría denominar el final de la Golden Age.


Igual que pasa con el inicio de la Edad de Oro, el punto concreto que marca el final de dicha era también es foco de discrepancias entre los historiadores del cómic, ya que algunos citan como el final de la Golden Age, al momento en que se publicó el último cómic de la Justice Society of America, el All Star Comics nº 57 (principios de 1951); a partir del nº siguiente, la colección pasó a llamarse All Star Western y a albergar (evidentemente) material muy diferente. Otros, consideran como el fin de la Golden Age, al momento en que se dejaron de publicar las aventuras del Capitán América, a principios de 1950 y para muchos otros, el fin de la Golden Age representa básicamente el auge de los títulos de terror y crimen (especialmente los de EC Comics) que tuvo lugar entre finales de los 40 y principios de los 50.

Aunque también hay quienes consideran como el final de la Edad de Oro (y entre ellos me incluyo yo), la debacle que tuvo lugar en el mundo del comic-book a mediados de los años 50, debido a la caza de brujas llevada a cabo por el Dr. Frederic Wertham, que terminó con multitud de títulos, personajes e incluso editoriales; y muy especialmente con la fructífera etapa de EC Comics y con todos sus títulos de terror y de suspense.


EC Comics marcó uno de los momentos más grandes, creativamente hablando, de toda la historia del comic-book, entre 1950 y 1954. El propietario de la compañía, Bill Gaines y sus editores (y guionistas) Al Feldstein y Harvey Kurtzman, lograron un éxito impresionante con títulos bélicos como Frontline Combat y Two-Fisted Tales, de suspense como Crime SuspenStories y Shock SuspenStories, de ciencia-ficción como Weird Science y Weird Fantasy y muy especialmente con sus tres títulos de terror, Tales from the Crypt, The Haunt of Fear y The Vault of Horror; y es que para tal empresa, consiguieron a muchos de los mejores artistas de la época, tales como Wally Wood, Jack Davis, Johnny Craig, Graham Ingels, Al Williamson, John Severin, Reed Crandall, Joe Orlando o Bernard Krigstein, entre otros.


La caza de brujas del Dr. Wertham y su libro Seduction of the Innocent (La Seducción del Inocente), se ensañaron especialmente con los títulos de EC Comics y con sus portadas e historietas de terror y de suspense llenas de cadáveres, zombies, vampiros, asesinatos y brutalidades varias, consiguiendo que en 1954 se creara el Comics Code Authority, que basándose en una fuerte censura, reguló duramente los contenidos de todos los cómics a partir de ese momento, logrando finalmente la desaparición de todos estos míticos títulos de EC, entre muchos otros cómics y provocando que los pocos títulos de super-héroes que quedaban en aquella época, pasaran a "infantilizarse" hasta extremos casi ridículos y a albergar historias como las ya míticas de la llamada época camp de Batman, en la cual el caballero oscuro pasó de vagar por las noches de Gotham en busca de criminales y villanos, a luchar contra alienígenas y robots gigantes, a viajar por otras dimensiones y a visitar otros planetas, en aventuras ciertamente absurdas y rocambolescas.

En este punto se puede dar por terminada la Edad de Oro de la historia del comic-book... pronto daría comienzo la Edad de Plata.

6/11/10

EL DIBUJANTE PERFECTO 08: AVENTURAS

Ya estamos en el 8º capítulo de El Dibujante Perfecto; y a lo grande, ya que esta vez toca el género de aventuras, género vasto donde los haya y sobre el cual ya hemos sobrevolado en otras ocasiones, ya que al fin y al cabo, géneros como el de ciencia-ficción o el de fantasía heroica, por no hablar del próximo género que tocaremos, el histórico, ya comprenden en parte la aventura, o quizás sería mejor decir que el género de aventuras los comprende a ellos... aunque no siempre, ya que hay grandes historias de ciencia-ficción que son aventura pura y dura, mientras que otras no se pueden considerar para nada como género de aventuras. Con esto, lo que quiero decir, es que (y retomando el tema de por qué no puse a Alex Raymond en el capítulo de la ciencia-ficción) en el género de la sci-fi me ceñí más a lo que yo considero pura ciencia ficción en sí misma (relatos de Corben, historias de sci-fi de EC Comics, etc...), mientras que space operas como Flash Gordon, por ejemplo, las he tenido algo más en cuenta en este capítulo, junto a muchos otros tipos de aventuras, puesto que es un género que abarca mucho... pero vamos a lo que interesa; a continuación, mi Top 5:

5º - JOE KUBERT




4º - AL WILLIAMSON




3º - HAROLD FOSTER




2º - FRANK FRAZETTA




1º - EL DIBUJANTE PERFECTO PARA COMICS DE AVENTURAS: ALEX RAYMOND






Y esto ha sido todo por hoy; mucha aventura con cinco artistas sin igual en la historia del cómic. En el próximo capítulo de El Dibujante Perfecto, el género histórico.