2/5/16

STUDIO COMICS: LOS SUEÑOS NUNCA MUEREN... SIMPLEMENTE MUTAN

De aquí a unos quince días, aproximadamente, va a cerrar sus puertas definitivamente otra librería de cómics, lo cual siempre es una noticia triste para los que amamos este medio. Me refiero a Studio Comics, librería ubicada en el número 130 de la calle Floridablanca de Barcelona desde hace más de una década y que durante todo este tiempo se ha caracterizado por tener una identidad propia, centrada especialmente en material atrasado, aunque sin olvidar las novedades, y lo que siempre la ha hecho única, una gran cantidad de material original americano, especialmente grapas de Marvel, DC, Eclipse, Pacific, etc. de las décadas de los 70 y 80 principalmente.

Es posible que haya negocios que no sean puramente sueños, sino simplemente iniciativas que surgieron como forma de hacer dinero o de ganarse uno la vida sin más, sin necesidad de que exista una pasión latente por el eje de dichos negocios, se trate de una tienda de ropa, de un local de restauración o de cualquier otro tipo de negocio... pero me atrevería a decir que cuando uno abre una librería especializada en cómics tiene que tener pasión por ello ¿Quién si no se atrevería en este país a abrir una tienda de cómics sin pasión alguna por ellos? Y en el caso de Studio Comics, es evidente que ha habido mucha pasión detrás del negocio... y esa pasión tiene un nombre, José Manuel Rodríguez.


José Manuel fue uno de los pioneros en el mundo de los fanzines sobre cómic en España (al menos por lo que al comic-book y el género de los super-héroes se refiere), colaborando en El Clan durante la década de los 80, junto a nombres como Sergi Gras, Miguel G. Saavedra, Roke González, Raimon Fonseca o Ferrán Delgado, entre otros, y a mediados de 1990 lanzando su propio fanzine, Studio, cuyo recorrido abarcó aproximadamente ocho años, llegando a ver publicados 22 números más varios especiales. Studio era puro art-book, un fanzine que recopilaba dibujos, ilustraciones y trabajos poco vistos de algunos de los más grandes artistas del mundo del cómic, dedicando cada uno de sus números a uno de esos artistas y empezando ¡Cómo no! por su siempre adorado Barry Windsor-Smith.


Unos años después de haber cesado la publicación de su Studio, José Manuel emprendió la aventura de la librería, una aventura que ha permanecido hasta hoy. Sueños... sueños que mutan, que cambian, pero que siguen; sueños en forma de fanzines, sueños en forma de librerías. Un soñador siempre será un soñador, hasta el fin de los tiempos, y los sueños de José Manuel seguirán, aunque muten... seguirá con el negocio de los cómics cada Domingo por la mañana en el mercado de San Antonio y en muchos salones a lo largo y ancho de la geografía española... y ¡¡Atención!! reactivará, después de tantos años, su fanzine Studio, aunque esta vez con la colaboración de Raimundo Molina, uno de los mayores expertos y coleccionistas del arte de Pepe González (probablemente el mayor), y Clemente Córdoba (no os perdáis su blog La Tertulia de Studio, cuyo nombre es todo un homenaje a los propios sueños de José Manuel).


Por lo que a mi respecta, permanecerán en mis mejores recuerdos los gratos momentos pasados en Studio Comics, las improvisadas tertulias sobre cómic allí fraguadas, con el propio José Manuel, Toni, Dídac, Pep y otros asiduos de la librería, así como muchas de mis adquisiciones "made in Studio Comics", como las grapas originales del Tarzan marveliano de Roy Thomas y John Buscema, el Heroes for Hope que publicó Marvel a mediados de los 80 (o su contrapartida de DC, el Heroes Against Hunger) o el Nathaniel Dusk de Don McGregor y Gene Colan, por citar solo unos ejemplos. También serán por siempre apreciados los consejos y experiencias compartidas por José Manuel acerca del mundo de los fanzines y la autoedición, que ayudaron a despejar mis dudas cuando emprendí mi propia aventura autoeditora con el Comic-Book Classics Presenta.

Los sueños mutan, pero no mueren, y el mundo del cómic, hoy más que nunca, está lleno de soñadores... precisamente por eso, a pesar de los tiempos, sigue vivo.

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